programador que elige pasivamente sobre un listado de propuestas está cediendo el paso a otro cada vez más participativo en la concepción misma del producto musical. La tan traída y llevada transversalidad juega un papel de importancia creciente cuando el concierto convencional, al modo decimonónico, parece haber entrado en decadencia por el cambio de costumbres sociales y la revolución en los modos de consumir cultura.

Todo ello se percibe con mayor radicalidad, también quizá con mayor dramatismo -por la desconexión con el público mayoritario- en el ámbito de la música llamada “contemporánea”, cuya propia definición está en crisis permanente y está reinventándose desde la ruptura de diferentes fronteras: la que le separa de otros géneros musicales; la que le separa también de otras artes escénicas o audiovisuales; la que distinguía tradicionalmente entre el escenario y el patio de butacas y establecía una rígida arquitectura para la audición; la que se traza entre lo real, performativo, “en vivo”, y lo digital.

Al final de lo que se trata es de conseguir que la música que se crea hoy de espaldas a las imposiciones comerciales llegue al público más amplio posible, y que los intermediarios y responsables de que ese encuentro se produzca dispongan de las mejores herramientas para hacerlo.

Para debatir todas estas cuestiones contamos con especialistas de diferentes sectores musicales, todos ellos expertos en la programación más innovadora.”