MARIDAJE SONORO: CATAS DE VINO Y MÚSICA 24/6/2014, Sala Negra de Teatros del Canal Vinos seleccionados y programa Syrah (Dehesa Carrizal) Licinia (Bodegas Licinia) Primer nocturno Viña Tondonia Reserva (Bodegas López de Heredia) I. Sol Mayor: Allegro IV. Si bemol Mayor: Allegro Cava Jaume Codorníu Gran Reserva (Bodegas Codorníu) VI. Pour la main gauche. Moderato – Cantabile espressivo Marta Espinós, piano y comentarios
La puerta del vino (de Préludes II) Claude Debussy (1862-1918)
Nocturnos de Barataria (2002) José Zárate (1972)
Segundo nocturno
Tercer nocturno
Seis Sonatinas Ignaz Pleyel (1757-1831)
II. Sol Mayor: Allegro V. Si bemol Mayor: Grazioso
III. Fa Mayor: Allegro VI. Mi bemol Mayor: Allegro
Préludes Federico Mompou (1893-1987)
VII. Palmier d’etoiles. Deciso
Beatriz Arzamendi, comentarios sobre el repertorio
Mayte Santa Cecilia, comentarios enológicos y dirección de cata
Embriagador en el sentido más sublime de la palabra. Así fue el Maridaje Sonoro vivido en Teatros del Canal, la última de las Noches de Vino y Música conducida por Bodegas Santa Cecilia, y que además fue evento corporativo de Iberia. La Sala Negra fue el escenario de este exquisito ritual de los cinco sentidos, en el que la escucha de la música completaba los cuatro que normalmente participan en la degustación del vino.
Cuatro copas albergando tres tintos y un cava esperaban a los asistentes. Ante ellos, la mesa de la directora de la cata y un magnífico Steinway & Sons modelo D. Cada vino encierra una historia, y la estructura de la velada arrancaba con la presentación de cada uno de ellos a cargo de Mayte Santa Cecilia. A continuación se procedía a cada fase de su cata, minuciosa, detallada: un maravilloso bombardeo de sensaciones visuales, olfativas, gustativas y táctiles que después enlazarían con las auditivas.
Tras la cata y mientras seguía la degustación, Beatriz Arzamendi, compositora y responsable del departamento de música de los Teatros, introducía al compositor de la obra que se iba a escuchar. Tras una breve reseña biográfica y artística, Marta Espinós recogía el testigo para desvelar las razones de la elección del repertorio.
Por supuesto, la opción musical elegida era una posibilidad entre otras mil: la carga subjetiva de los elementos a maridar es notable. Pero la pianista se encargó de justificar plenamente la selección, revelando correspondencias específicas e inequívocas y las claves que unían cada pieza con su vino. Ahí residía el verdadero meollo del maridaje sonoro, y donde entraba en juego el sexto sentido: el intelectual, que participaba de la comprensión de estas analogías.
Y entonces llegaba la música a envolver, a impregnar. Desde la entrega absoluta, Marta colocó desde el piano la quinta pieza del puzzle sensorial. Sonaron Claude Debussy, José Zárate –presente en la sala-, Ignaz Pleyel y Federico Mompou. Los instantes de introspección poética, de gran intimismo, de explosión sonora, de ritmo sugerente, de elegancia refinada contenidos en las partituras elegidas resultaron, para el tímpano, lo que los caldos para los otros sentidos.
Pocas experiencias sobre el escenario permiten este enriquecimiento entre todas las partes implicadas, y son tan estimulantes y sugerentes como esta propuesta de Maridaje Sonoro. La Sala Negra, habitualmente cerrada al público y destinada a ensayos, es el entorno ideal para este afortunado experimento por su reducido aforo, pero también por su propia esencia: su energía de ensayo, de prueba, de invento, de fertilidad creativa casi se podía respirar.
Enhorabuena a Teatros del Canal y a Bodegas Santa Cecilia por apostar por este ritual, casi iniciático, tanto para el público como para el músico. Nos deja un prolongado sabor en boca, en tímpano y en espíritu.
Fotografías © LO OTRO